La tecnología siempre ha sido la gran aliada del ser humano para permitirnos vivir de una manera más cómoda, consumir de una forma más eficaz y ahora también responsable, pueto que hemos de entender que vivimos en un sistema de energías finitas, y que hay que apoyar la evolución y expansión de las energías renovables como única alternativa real a este progreso que estamos llevando a cabo. En el último siglo y medio, el ser humano ha esquilmado como nunca las materias primas del planeta, acelerando de manera evidente un cambio de sistema que amenaza con hundirnos de aquí a unas pocas décadas si no reaccionamos. Existen energías alternativas mucho más ecológicas y menos contaminantes, como la solar o la eólica, y en muchos lugares ya se trabaja con ellas. Y sin embargo, parece que todavía hay ciertas dudas sobre su eficiencia o eficacia.
El sector de la energía es un mundo bastante oscuro, lleno de oligopolios, grandes imperios que mantienen el control de la energía que nos llega a casa, y que pueden utilizar ese control para imponer precios evidentemente abusivos que uno tiene que pagar le guste o no, lo que está provocando grandes tragedias incluso, en esos hogares que no se pueden permitir poner la calefacción en invierno, por ejemplo. Cada vez son más los que apuestan por las energías limpias, como la solar, a través de la instalación de paneles en sus terrazas y tejados, como una alternativa más eficiente y también más barata. Los trámites burocráticos, que parecen estar puestos a propósito para frenar esas alternativas, echan para atrás en muchas ocasiones a esos particulares, que tienen que enfrentarse no solo a un gran desembolso inicial que luego recuperarán, sino también a mucho jaleo para la instalación de las placas.