Conforme la tecnología ha ido avanzando a lo largo de los siglos, el ser humano ha sido capaz de adaptarla a sus necesidades, intentando principalmente llevar una vida más cómoda, creando herramientas que nos permitan viajar más rápido, comunicarnos eficazmente en la distancia, disfrutar de una vida más tranquila y segura… Son muchos los inventos que han permitido estos adelantos, a nivel físico e intelectual. No en vano, la invención de la imprenta por parte de Gutemberg a mediados del siglo XV marca un punto de inflexión en la Historia, dando paso a la era moderna, ya que gracias a aquel invento el conocimiento pudo expandirse de una forma mucho más rápida y eficaz y dejo de estar en manos de unos pocos. Desde entonces, han sido numerosos los inventos que han permitido seguir adelante con la evolución de nuestra especie.
En las últimas décadas, sin embargo, estamos viviendo una auténtica revolución gracias a las últimas tecnologías creadas que ponen a disposición de cualquiera, en su propia casa, todo un mundo de posibilidades y opciones. Internet, por ejemplo, ha servido para expandir el conocimiento (y las noticias falsas) por todo el mundo, suponiendo una ventana a todo lo que queríamos saber y conocer. Los inventos tecnológicos de las últimas décadas están permitiendo avances increíbles, y entre ellos hemos de contar también las impresoras 3D, aparatos que hasta hace poco solo estaban en las fábricas, y que ahora pueden estar al alcance de cualquiera, permitiendo, gracias a modelos descargables desde Internet, imprimir casi cualquier cosa en nuestro propio hogar.
Qué es una impresora 3d
Básicamente, podríamos describir una impresora 3D como una máquina capaz de crear modelos en tres dimensiones a partir de diseños realizados digitalmente. La impresora 3D tiene el mismo funcionamiento que una impresora de tinta, de esas que hay en todas las oficinas, solo que estas trabajan sobre la base del papel y con tinta. En el caso de la impresora 3D, la impresión se realiza en otros materiales, como el PVC o la resina, a través de la consecución de capas y capas de ese material, hasta crear, en tres dimensiones, el diseño que le hemos mandado imprimir. Es una máquina compleja en su ingeniería, pero que tiene un funcionamiento bastante sencillo, como el de cualquier impresora, ya que solo necesitaremos conectarla al ordenador para que nos imprima el modelo que queremos.
Funcionamiento de la impresora 3d
La impresión es un proceso bastante sencillo, si lo simplificamos a una manera que podamos entenderlo. En las impresoras de tinta, las barras van colocando sobre la hoja de papel todo el texto o la imagen que queremos imprimir, utilizando tinta, que además crea ya un pequeño relieve sobre esa base. Con la impresora 3D ocurre lo mismo, solo que con un material más duro, como puede ser el plástico. La impresión se lleva a cabo a través del mismo sistema, generando un modelo en tres dimensiones del diseño programado, a través de diferentes métodos, pero siempre de la misma forma, con una base que va colocando capas y capas de ese material, dándole forma según el diseño, para terminar la pieza tal y como la habíamos imaginado.
Básicamente, cada tipo de impresora tiene un sistema para llevar a cabo esa impresión, como veremos más tarde. Algunas solo pueden trabajar con un tipo de material, otras combinan varios e incluso pueden darles color, al disponer también de inyección de tinta. El método cambia, pero el proceso básicamente sigue siendo el mismo: emular un diseño digital que hemos enviado a la impresora a través de un sistema de bandas que van depositando el material, normalmente ya endurecido, en capas y capas hasta obtener el resultado final, por supuesto, en tres dimensiones. La calidad de los trabajos dependerá, por supuesto, del tipo de máquina que usemos, de su sistema y también del material utilizado, pero en general los resultados suelen ser bastante impresionantes.
Tipos de impresoras 3d
Existen cuatro tipos de impresoras 3D, diferenciadas según su proceso para crear el modelo en tres dimensiones. Las impresoras 3D por estereolitografía, conocidas también como SLA, producen la pieza a través de la utilización de una resina fotosensible, para darle forma a través de una luz ultravioleta. Los resultados son de muy alta calidad, pero se desperdicia algo de material. También están las impresoras de Sintetización Selectiva de Láser, que utiliza un método parecido, pero con láser en lugar de luz UV, lo que le permite utilizar mayor cantidad y variedad de materiales. Las impresoras 3D por inyección son muy parecidas a las de tinta, e imprimen un polímero líquido que se solidifica al entrar en contacto con la base. Por último, las impresoras por Deposición de Material Fundido suelen ser las más habituales en entornos caseros y no profesionales, por ser más económicas, aunque esto también significa que la calidad de sus piezas no es tan grande.
Utilidades de la impresión en 3d
Solo con imaginar lo que se puede llegar a hacer cuando tenemos una de estas máquinas en casa ya nos podemos hacer una idea de la revolución que puede suponer. Construir casi cualquier tipo de material en nuestro propio hogar, con el ahorro que eso supone, crear de forma masiva herramientas y útiles de todo tipo, también soluciones médicas, e incluso todo tipo de objetos que necesitamos en nuestra vida diaria. Las impresoras 3D se están utilizando ya en la sanidad, en la educación y por supuesto, en las fábricas para crear un mayor número de herramientas que nos permitan conseguir los objetivos de producción de una manera más rápida y económica. Es casi como tener una imprenta en casa, solo que con ésta podemos crear todo tipo de objetos, con la ventaja que eso supone.