Es desde hace mucho tiempo es bien conocido por todos que el sistema de pensiones públicas que posee el estado español no es sostenible por ningún lado. El déficit de las pensiones correspondientes a los jubilados supera ya los 26.000 millones de euros y esto, traducido en porcentajes al PIB, equivale al 2,14 %. Por si fuera poco, cada año que pasa nos acercamos aún más a la llegada masiva de jubilados provenientes de la generación del baby boom con la que el número de jubilados crecerá hasta límites insospechados frente al escaso número de trabajadores.
La población que cobra jubilación es cada vez mayor y la gente joven que trabaja y cotiza cada vez inferior, con todo los partidos políticos temerosos de perder votos de su electorado prefieren pasar de puntillas y no atreverse a realizar ninguna reforma que pudiera hacerles perder su escaño. Mientras tanto, el problema de las pensiones sigue en aumento y para 2050 será necesario un trabajador por cada jubilado y, teniendo en cuenta el censo poblacional por edades, esto está muy pero que muy lejos de ser así.
Es por ello que muchos han empezado a hablar de las pensiones privadas y en que cada uno se busque un poco la vida como pueda. De hecho, fueron muy criticadas e impopulares las palabras de Mariano Rajoy cuando pidió a los españoles que ahorrasen pensando en la pensión y la educación de sus hijos. No obstante, y pese a lo que muchos puedan llegar a pensar, parece que no queda otra que pensar en ahorrar por lo que pudiera llegar a pasar… Pero, ¿cómo funciona un plan de pensiones?
Los planes de pensiones y su funcionamiento
El concepto del plan de pensiones es bastante claro. Los contratantes deberán de pagar periódicamente una cantidad de dinero, a cambio de que, tras X años (que deberán ser fijados a la hora de la realización del contrato) éstos puedan ser devueltos por la empresa contratante más un suplemento que vendrá fijado por el importe derivado de las inversiones que se realicen con ese dinero.
De esta manera, si nosotros aportamos una cantidad anual podremos recibir mucho más en un único pago o de manera periódica y vitalicia. El problema es que también pdoremos recibir el mismo importe o incluso mucho menos, y es que, si las inversiones que se realicen no son fructuosas, acabaremos por perder nuestros ahorros.
Es por ello que cuando se contrata un plan de pensiones se debe conocer exactamente el riesgo que se está corriendo y, en este sentido, siempre es mejor decantarse por una opción más moderada, mediante la cual te aseguran un retorno menor pero es mucho más probable que obtengas ese dinero. En cambio, si optas por una modalidad más arriesgada, es posible que si todo va bien acabes ganando más dinero pero, por el contrario, si las cosas no salen como esperabas podrías incluso acabar perdiéndolo todo o, cuanto menos, perdiendo una parte importante de lo aportado. Pese a todo cada año las entidades bancarias emprenden campañas más agresivas tratando de captar más clientes que ya dispongan de un plan de pensiones.
Planes de pensiones garantizados
Todo esto nos lleva a los planes de pensiones garantizados que son aquellos en los que el cliente prefiere garantizar la totalidad de la inversión y no tanto sacar rentabilidad a la misma. Estos planes actuarían pues como una hucha en la que los clientes van depositando el dinero sin tener en cuenta que existe para que, una vez alcanzada la edad estipulada para liberarlo puedan recibirlo totalmente.
Este método, es ideal para aquellas personas que piensan que el tener el dinero en la cuenta les hará gastarlo tarde o temprano y que, por el contrario, si lo mantienen en este plan de pensiones podrán acabar utilizándolo cuando llegue el momento de la jubilación.
La principal desventaja de estos planes es que, a diferencia de los planes de pensiones tradicionales, éstos no podrían recuperarse hasta el momento de la jubilación o, en todo caso, se recuperarán a un precio inferior del que se obtendría en caso de esperar al vencimiento inicialmente fijado.
Así pues si estamos interesados en un plan de jubilación, deberemos saber que nos atenemos a ciertos riesgos que harán que este tipo de operaciones nos puedan interesar más o menos.