La expansión de Internet en las últimas tres décadas ha sido un evento tan crucial para la Humanidad como pudo serlo en su momento la llegada de los europeos a América, o la invención de la imprenta. Una revolución a tantos niveles que todavía estamos intentando procesarla, de hecho. Cada día hay novedades en torno al mundo online. Aparecen nuevas tecnologías, como las inteligencias artificiales, que prometen volver a cambiarlo todo en apenas unos años. Y además, todo ha coincidido con el cambio de milenio, en una etapa en la que la sociedad todavía se está adaptando a muchos cambios. Hay quien dice que Internet ha creado un nuevo mundo, aunque en realidad, seguramente sea mejor explicar que solo ha cambiado el que teníamos. Seguimos haciendo lo mismo que hace cien años, solo que a través de una nueva vía. Nos comunicamos más rápido, buscamos la felicidad en el entretenimiento y el amor, e incluso también hacemos el mal a través de Internet.
En los primeros años de la red de redes, la seguridad de la mayoría de servidores y páginas era cuanto menos cuestionable. Los hackers más adelantados prácticamente campaban a sus anchas en un mundo cibernético que todavía no estaba controlado. Cuando Internet creció y se hizo patente la necesidad de crear una serie de normas legales para evitar estafas, los hackers ya llevaban mucha ventaja. Han tenido que pasar años para que la mayoría de usuarios se sientan seguros a la hora de hacer sus compras por Internet. Dar los datos de su tarjeta de crédito, o incluso realizar trámites administrativos desde casa. Evidentemente, la seguridad se ha reforzado mucho en estos años, y se ha hecho también un gran esfuerzo en educar a la población para que evite las estafas cibernéticas. Sin embargo, todavía hay quien las sufre, ya que como decimos los expertos en hackeos suelen tener conocimientos mucho más profundos que los de cualquier usuario común. Basta con poner un anzuelo para que cualquier hombre o mujer pique en la estafa, y acabe lamentándose de por vida. En este artículo vamos a recoger las estafas cibernéticas más habituales, y la forma en la que podemos luchar contra ellas.